lunes, 29 de octubre de 2012

la casa

La casa grande aporta un testimonio nítido sobre una época de la literatura hispanoamericana ¿mucho más que de la literatura colombiana¿, y esto es lo que hace, en su país, la singularidad de la novela de Cepeda y de la producción de García Márquez. Lo que brilla en esta novela ¿tanto como había brillado en los cuentos de Todos estábamos a la espera¿ es la conciencia de trabajar con el lenguaje. Dicha conciencia la adquirió Cepeda, como muchos de sus contemporáneos dispersos por América Latina y entonces desconocidos, en sus lecturas de los clásicos y de los grandes autores extranjeros de su época, y también, por supuesto, en sus lecturas de escritores hispanoamericanos que el grupo de Barranquilla descubrió en fechas asombrosamente tempranas, y no sólo en relación con Colombia sino también, al menos en algunos casos, en relación con otros países del continente: 





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